Si alguien pensaba que la corrida de Zalduendo iba a servir para algo es porque su destino preferido es Lourdes. No hubo lugar a milagros y los zalduendos demostraron su falta de casta y de fuerza. Corrida justa de presentación y sin ningún tipo de contenido.
Morante sorteó dos inválidos que fueron devueltos a los corrales. A sus manos fueron a caer dos sobreros de Torrealta. El primero sin raza y con pocas opciones con el que Morante intentó sin obetener resultado y optó pro abreviar. El cuarto bis una mula impropia que manchaba el nombre de toro bravo. Sin fuerza y sin empuje Morante mató y llegó la bronca de Bilbao. Bien por impotencia o porque no encontraron al ganadero. Morante nunca lo intentó, eso sí, intentarlo sería engañar al público y a la propia fiesta. Porque se deben lidiar toros no mulas.
El Juli sorteó el toro menos malo del encierro. El segundo, sin presencia para Bilbao, algún pase tuvo y se lo sacó Julián. Mató mal tras alargar la faena innecesariamente. Sin espada en esta feria. El quinto no tenía nada. Pases sin sentido para quitar las moscas al toro (las moscas van a la mierda)
Manzanares lo vio más claro con el sexto. Otro toro sin fondo al que no le quitó la muleta de la cara en ningún momento. Plástico y con su concepto cimentó la labor al último petardo de Fernando Domecq.
No se preocupen de ERC, ni de los antitaurinos, corridas como la de Domecq es para no volver a una plaza de toros. No busquen culpables, la respuesta no sería agradable.
Se han lidiado cuatro toros de Zalduendo (otros dos devueltos) sin raza ni clase y con mansedumbre. Dos sobreros de Torrealta (1º y 4º) inservibles.
Morante de la Puebla: silencio y bronca.
El Juli: saludos y saludos tras aviso.
José Mari Manzanares: saludos tras aviso y saludos.