Luego habrá que aguantar que en Pamplona todo el mundo ve los toros. Que es un público distinto y que cuando lo que pasa es bueno lo aplauden.
Mentira tras mentira. Si se critica a un presidente por no saber ejercer su cargo que se critique a las Peñas de Pamplona por no saber ser aficionados. La idiosincrasia de la mala educación no vale, se debe respetar a los toreros. Primero fue la pancarta «ni un torero sin cornada» y luego que no fueran a ver a Padilla, Rafaelillo y Valverde. Si tienen problemas con el Ayuntamiento que dejen de beber y no consuman, que eso sí les afectaría y sería una protesta, pero no, los borrachos a su borrachera. !Ay!, Hemingway.
En lo verdaderamente taurino de Pamplona, se lidió un encierro de Miura. Legendearia ganadería, y hasta ahí puedo escribir.
La falta de casta de los de Zahariche minó la moral de los toreros que sólo pudieron sobreponerse a las adversidades.
Padilla volvió a nacer tras una feísima cogida por el primero de su lote y gracias a su garra cortó una oreja.
El festejo no tuvo mayores triunfos. Rafaelillo se topó con un lote muy complicado y Valverde se despidió de la feria del Toro con trasteos justificados ante las perlitas de Miura.
Mañana encierro, y por la tarde más chica ye, ye…
Toros de Miura. Bien presentados. 1º peligroso por el izquierdo se dejó más por el derecho. Descastados en conjunto.
Juan José Padilla, oreja y silencio.
Rafaelillo, saludos y silencio tras dos avisos.
Javier Valverde, silencio en ambos.
foto: burladero.com