2.ª de feria. Media plaza. Toros de Alcurrucén, bien presentados y en tipo de la casa. Mansearon en el caballo y se vinieron arriba al final. Destacó el 2º. Con opciones en la muleta 3º, 5º y 6º . Manolo Sánchez (verde botella y oro) -que sustituía a Curro Díaz- estocada (ovación con saludos); estocada contraria y dos descabellos (silencio). Antonio Ferrera (azul rey y oro) pinchazo, estocada y un descabello (silencio); metisaca -aviso- estocada caída (vuelta tras petición). Juan Bautista (blanco y oro) pinchazo, otro hondo, dos descabellos -aviso-, descabello (silencio); pinchazo, estocada trasera y nueve descabellos (silencio tras dos avisos).
El chiste de un inglés un español y un francés casi se cuenta en El Bibio. Falló el primero, aunque la puntualidad y la clase de Manolo Sánchez va a servir para que tenga gracia el chiste.
El de Valladolid llegó vía sustitución y desde el primer momento sólo tuvo una idea en la cabeza; no, triunfar no: justificar su inclusión en el cartel. Objetivo cumplido, y con creces. Si Manolo toreara genuflexo toda la tarde cortaría apéndices a pares. La elegancia con que ejecuta la suerte, la plasticidad con la que saca a los toros desde el tercio hasta el centro del ruedo son síntoma de afición al buen gusto y a la experiencia que dan los años para hacer las cosas fáciles y bonitas. Le costaba al toro por el izquierdo pero poquito a poquito, sin prisa y a su hora, robó una tanda de naturales en los que algunos se ganaron mencionarlos. Una estocada en todo lo alto mató al toro para que Manolo, que de no ser el primero de la corrida, por lo menos petición hubiese habido, saludó una ovación desde el tercio.
Esperanzador fue el saludo capotero al segundo de su lote, cuarto de la tarde. Verónicas ceñidas, apretaba el toro, y bonita revolera de remate. Después más de lo mismo. Sánchez brindó al público y otra vez por abajo se lo sacó fuera. El toro se quedaba corto, sin ninguna clase. Sí es verdad que le tocó el peor lote, e hizo bien en abreviar.
Ferrera volvía a Gijón con la espina clavada de no poder abrir la puerta grande el año pasado por la no concesión del segundo trofeo. La crisis ha hecho que este año se fuera de vacío.
En sus manos cayó el mejor lote que incluía al toro del festejo. «Pandereta» de la familia de los músicos de Alcurrucén. El saludo a la verónica gustó en los tendidos y anunció las posibilidades del toro. Al igual que sus hermanos manseó en el caballo; en la muleta, en cambio, acometía con gracia y buen son. Tomaba la tela, acelerada y a media altura que le ponía Antonio en la cara, humillando. Lo de parar, templar y mandar, se quedó en una nota al pie del libro. Una y otra vez se colocaba en cada pase, las tandas tuvieron continuidad y la clase que puso el astado animaron al público, previamente calentado en el tercio de banderillas. Si se le hubieran hecho las cosas despacio el toro hubiera seguido embistiendo.
Falló a espadas y la gente se enfrió. Luego ni una mísera ovación a la voluntad y ganas que puso el torero. Todo lo que quieran, pero lo da todo en el ruedo.
Ferrera estuvo mejor con los palitroques en el segundo de su lote, al que recibió con una larga cambiada. Otro manso y sin casta que no quiso ni ver al varilarguero. La divisa le debió hacer más daño que la puya. En la muleta se vino arriba y respondió a la apuesta de Ferrera que en los medios le sacó dos buenas tandas por el pitón derecho. Ahora sí lo llevó bien, ligado y con más tranquilidad. El toro embistió por el izquierdo y el extremeño remató con el de desprecio. Otra tanda por el derecho y la faena lista para tocar pelo. Un metisaca y una estocada caída afearon la labor y el presidente consideró minoritaria la petición. Si lo mata por arriba no hay duda. Una vuelta al ruedo como balance.
Cerraba cartel el francés. Juan Bautista debutaba en Gijón. En su temporada cabe destacar que abrió la puerta grande de Las Ventas con estos mismos toros, (para los puristas, era el tercer hierro de la familia Lozano). Curiosamente esa corrida manseó en el caballo y sacó buen fondo en el tercio final. Allí lo supo aprovechar y le cortó una oreja a cada a toro, aquí se limitó a los cambios de mano, continuos y agotadores, y a variar los terrenos en sus dos toros. Un lote que dejaba estar y hacer.
En el toro de su presentación hubo naturales sueltos pero sin llegar a ligarse ni a calar en el tendido. Si a eso sumamos que la espada no funciona…
En el que cerró plaza planteó una faena similar. El astado llegó al final con opciones. Entraba bien en la tela y repetía en sus embestidas. Bautista dejó destellos de torería y sujetó muy bien al animal, que salía distraído de los pases. Bautista no estuvo a la altura de su lote.
El campo bravo tuvo excedente el año pasado de ejemplares. Esta temporada el resultado será muy similar. Aquí llegamos al final de chiste. Un chiste en el que tres toreros, no atacados de contratos precisamente, se dejan ir una buena corrida de Alcurrucén con cuatro toros muy aprovechables y con posibilidad de triunfo.
No sé, pero a mí no me ha hecho ninguna gracia.
Por último, disculparme ante el ganadero José Cruz por confundir en la reseña de la primera crónica el nombre de su ganadería. Y como salió buena, que quede claro.
http://www.lne.es/verano/2010/08/11/mansos-embisten/953805.html