Hoy era el primer cartel de figuras de la feria de abril. Hoy era la primera de las corridas de encaste domecq. Coincide que la plaza estaba llena aunque sin colgar el «no hay billetes» y coincide que fue la corrida más baja de todas las que llevamos.
Todo daba igual. Los descastes del conde, aguirre, alcurrucén y victorino se olvidaron cuando Don Julián cogió el capote y enceló al toro en el centro del ruedo. Lo sujetó durante toda la lidia al Garcigrande que manseó en el caballo y durante toda la lidia. A base de mando y poder Julián ligó los pases con la derecha. Mano baja y alargando la embestida de un toro que sí, metía la cara, y que una y otra vez era El Juli el que no se la quitaba para evitar que se rajara.
Más allá del dominio que tiene frente a los toros, ¿a cuántos se les hubiera escapado ese toro? El Juli solo llegó con una idea a Sevilla. Abrir la Puerta del Príncipe. Y para ello condiciones tiene de sobra con toros a favor. Si le salen en contra le da la vuelta y los cambia. Los exprime como figura que es y merecido tiene serlo. Sevilla le llevó en volandas a por la tercera oreja del quinto. Que no fue mejor que muchos otros que se fueron con ella puesta. Voluntad, decisión y capacidad de convertirse en Príncipe. Y claro, así se abren las Puertas y se hace uno grande.
Enrique Ponce que lleva a sus espaldas muchos abriles. Por encima del manso primero toreando hacia querencia del toro en el cuarto no puso el ímpetu que precisaba el toro de garcigrande. Al que abrió plaza lo asesinó con la espada.
Cayetano volvía a Sevilla otra vez. Y de Sevilla se volvió a ir. Tiene cosas y detalles de torero. No es que su lote fuera malo, no, no fue peor que el quinto de la tarde al que Julián le cortó la oreja. Voluntad de gustar pone pero deja dudas y espacios. El AVE Madrid-Sevilla pasaba entre Cayetano y sus toros. «¡Acércate un poco!» gritaron desde el tendido, y eso en Sevilla, donde el silencio maestrante. Así es muy difícil transmitir.
Así uno se convierte en espectador en como un Príncipe que nació en Madrid y conquistó toda España se hizo dueño y amo de llaves de la Real Maestranza. Julián López Escobar. El Juli, el maestro.
Toros de Garcigrande, desiguales de presentación. En cuanto a juego mansearon la mayoría aunque se dejaron.
Enrique Ponce: silencio y silencio.
El Juli: dos orejas y oreja.
Cayetano: silencio y silencio.