Llegaba Ponce a Bilbao para saludar a la presidencia en su paseillo número cincuenca. Con una corrida del gusto de las figuras, cada vez menos, de Lorenzo Fraile. Muy astifina, con mucha plaza y mucho presencia, acorde a Vistalegre.
Urdiales llegaba in extremis supliendo la ausencia de Perera que tenido que corta la temporada. Sin cuadrilla obtuvo el presente de Ponce en sus bodas de oro con Bilbao. Urdiales estuvo firme con una corrida muy dura de Puerto de Sanlorenzo. Lo mejor en el quinto de la tarde. Perdió los trofeos con la espada tras una labor firme. Por su cara debió pasarlo peor hoy que con la de Victorino.
Inván Fandiño vivió la cara más amarga de la fiesta. En el tercero no había opción se quedaba corto y no pasaba. El sexto más de lo mismo. Fue a porta gayola y tras el encuentro el astifnísimo toro persiguió a su banderillero Mario Romero que no le dio tiempo a taparse y al que el toro lo sacó del burladero corneándole en la pierna. Quedaba más. Con feas maneras, manso y defendiéndose. Tras varias coladas le prendió. ¡Qué mala suerte! Jugártela todo a una y que de guapa en el papel sea fea. La cruz de los toreros.
Mató Ponce de una media y un descabello al toro que hirió a Fandiño. Antes sorteó en cuarto lugar el ejemplar de más opciones de la corrida. Serio también, se dejó varias tandas y Enrique aprovechó para torearlo con un público entregado y muy a favor. Cortó una oreja y se pidió la segunda. Ni en Bilbao se tienen en cuenta las estocadas.
La corrida fue dura, pero por lo menos hoy sí se puede decir que por toriles salieron 6 toros 6.
Toros de Puerto de San Lorenzo. Dien presentados aunque desiguales. Grandes, con caja y muy astifinos. Complicados a excepción del cuarto, buen toro.
Enrique Ponce, silencio tras aviso, oreja con fuerte petición de la segunda tras aviso y silencio.
Diego Urdiales, que sustituye a Perera, saludos y saludos tras dos avisos.
Iván Fandiño, silencio en el único que mató.