Terminaba San Isidro. Días y días -veinticuatro- de toros, corrales, paseillos, claveles y abanicos. Mucho mucho mucho. Y el buen sabor de boca es gracias a Iván Fandiño y a Fernando Cuadri.
La corrida de Cuadri fue interesenta por la variedad de juego. La presentación impecable, muy en el estilo de la ganadería, con plaza y bonita para Madrid. Hubo tres lotes tres de lo más variado. Los mejores segundo y quinto, extraordinario de triunfo gordo.
No es casualidad. Fandiño salió al ruedo con una idea. Con la vista puesta en una puerta. Una puerta que te lleva a la calle Alcalá. Las llaves las traía Podador, quinto de la tarde con una profundidad en la embestida preciosa. Fandiño lo paró a la verónica con mucho gusto y con la pierna palante. La media una preciosidad ante un toro serio e imponente. Quitó con gusto y convenció a la gente. El público estaba caliente tras saludar en banderillas Pedro Lara. Centro del ruedo y cite largo, el toro embistió con buen son y con la cara abajo. Tomaba cuerpo la faena poco a poco y la cosa iba a más. Pero terminó diluida. Por el izquierdo no terminó de acoplarse. Las teclas eran para manos de mil conciertos. El valor, la entrega de toda la tarde le hicieron cortar una de las orejas más justas de la feria. En frente había un toro y delante un pedazo torero
Un pedazo torero que busca el sitio que merece. Que no engaña a nadie y que lo hizo todo de verdad y con la pureza que siente cuando está delante. Casi le corta una oreja al segundo de la tarde. Otro gran toro, de nombre Zapato, que brindó la oportunidad de cortarle una oreja. Faltó un poco, igual en otro terreno, igual en el centro y flexionándose en los inicios para aprovechar más al toro de Cuadri. Da igual. Esa Puerta Grande ya se abrirá. Fandiño abrió ayer la Puerta a la temporada. La que le llevará a las ferias habiendo luchado y ganado a pulso.
El tore de El Fundi fue muy complicado y peligroso. Si bien es cierto que con el primero no luchó ni intentó sacarle partido no es menos que el cuarto no pasaba ni aunque tiraran veinte personas de una cuerda. Imposible el segundo del lote de Fundi. Pero Fundi ya no es El Fundi de antes. Los años pasan y las temporadas pesan. Uno de los toreros más honrados no puede ser pitado cuando le fallan las fuerzas. Reconocimiento cuanto menos por seguir apuntándose a las duras. Aunque sea por trayectoria.
Al contrario le pasó a Alberto Aguilar. Nuevo y con menos técnica no pudo con el tercero. Que hizo una sobervia pelea en varas ¡parece que sigue existiendo! y que manseó en la muleta hasta rajarse. Todo a partir de una fea voltereta a Aguilar. Quizás con otra lidia y con más técnica hubiera sido otro toro el castaño de Cuadri. Valor y entrega sobrada la del torero que dio más de un susto al público con el cabrón sexto que lanzaba la cara al aire cuando se sentía por debajo de un valiente torero.
Terminó San Isidro. Y empezó Fandiño. Si después de esto no torea 40 corridas de toros es que en este precioso mundo hay más mierda que gente con cojones y con valor como Iván Fandiño para limpiarlo.
24ª de Abono. Toros de Celestino Cuadri. Muy bien presentados, impecables y bonitos de hechuras. Lo que debe salir siempre en Madrid. 1º y 4º complicados. 3º empujó en el caballo y terminó rajado. 2º con opciones y el 5º de lío gordo por bueno.
El Fundi (verde y oro): silencio y pitos.
Iván Fandiño (lila y oro): vuelta con petición tras aviso y una oreja.
Alberto Aguilar (nazareno y oro): silencio y silencio tras aviso.